sábado, 16 de julio de 2022

Ciclo C - TO - Domingo XVI

17 de julio de 2022 - XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – Ciclo C

 

                 "Sentada a los pies del Señor escuchaba su palabra"

 

      Lucas 10,38-42

 

      En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta

lo recibió en su casa.

      Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del

Señor, escuchaba su palabra.

      Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se

paró y dijo:

      - Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el

servicio? Dile que me eche una mano.

      Pero el Señor le contestó:

      - Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una

es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán. 

 

Comentario

 

      La escucha de la Palabra es una actitud que Jesús destaca como esen-

cial. Aquí no se trata de establecer la complementariedad de los carismas en

la comunidad cristiana (unos especialistas en el servicio y otros en la

oración) y menos aún de establecer una jerarquía interna entre ellos

(superioridad de la contemplación sobre la acción). Las palabras de Jesús que

elogian el comportamiento de María, señalan cual es la condición primera y

esencial de todos los seguidores de Jesús: estar atentos a su palabra. Las

demás cosas vienen después. Podemos leer las palabras finales del evangelio

de hoy en la misma línea de otras que se encuentran en pasajes cercanos: "El

que no está conmigo está contra mí" Lc 11,23. "Dichosos más bien los que oyen

la Palabra de Dios y la guardan" Lc 11,28. "La lámpara de tu cuerpo es tu

ojo. Cuando tu ojo está sano también todo tu cuerpo está luminoso" Lc 11,34.

"Pero ¡ay de vosotros los fariseos! purificáis por fuera la copa y el plato,

mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad ¡Insensatos!. ¿El que

hizo el exterior no hizo también el interior?" Lc 11,39-41 (cfr. Lc 11,42).

      En todas estas expresiones y en otras muchas del evangelio hay una idea

común: Jesús va a lo esencial. "Una sola cosa es necesaria". Quien ha

entendido de qué se trata no necesita más explicaciones. Cuando se ha dado

con el punto clave, que es la aceptación de Jesús y su mensaje todo lo demás

viene "por añadidura".

      En el evangelio de hoy vemos cómo María supo ir directamente a lo

importante en contraste con la multiplicidad de ocupaciones de su hermana.

 

                          Ser "María" en Nazaret

 

      Jesús no empezó a hablar cuando inició su vida pública. S. Lucas nos

transmite sólo una palabras suyas, significativas al mismo tiempo que

misteriosas, pronunciadas cuando tenía doce años. Y a lo largo de los treinta

años de vida en Nazaret Jesús diría muchas otras cosas semejantes a las que

leemos en el evangelio. Uno no se inventa un modo de hablar a los treinta

años.

      El Evangelio dice por dos veces que María, la madre de Jesús, con-

servaba estas cosas (hechos-palabras) meditándolas en su corazón. Gracias a

ella se conservan seguramente las páginas más bellas del evangelio de la

infancia de Cristo.

      La reflexión de María a la luz de los acontecimientos de la Pascua,

hizo que todos aquellos detalles de la infancia revelaran plenamente su

profundo significado para los seguidores de Jesús. María fue la primera en

descubrirlo.

      Pero la actitud de escucha de la Palabra no se limitó para María al

tiempo de Nazaret. Supo dar el paso de convertirse en discípula de su propio

hijo. Los evangelios nos la presentan siguiendo, al menos ocasionalmente, a

Jesús y recogiendo, junto con un reducido número de personas, sus últimas

palabras al pie de la cruz.

 

                           Oyentes de la Palabra

 

      El comportamiento de María y de José frente a Jesús en Nazaret, la

Palabra hecha carne, nos enseña cómo vivir esta realidad fundamental de la

vida cristiana que es la escucha y asimilación de la Palabra de Dios.

      Escuchar la Palabra, vivir con ella, acogerla y hacerla germinar y

crecer es la esencia misma de la vida nazarena.

      A la luz del evangelio de hoy, la exigencia de dejarlo todo por Jesús,

como hicieron María y José, se hace más apremiante que nunca para quienes

deseamos compartir su vida.

      Importante es también para nosotros la escucha prolongada de la Palabra

tratando de recoger todos sus matices, toda su densidad, toda su fuerza de

fecundación como lo hicieron Jesús, María y José‚ en Nazaret. Nuestra vida hoy

necesita de esa escucha prolongada que a la larga transforma al oyente y con

la fuerza del Espíritu del Espíritu Santo cambia su mentalidad. No podemos

olvidar que hay muchas otras palabras, ideas e imágenes en nuestro mundo que

luchan por borrar la fuerza de la Palabra.

      Finalmente, la imagen de María que escucha a los pies de Jesús nos ayuda

a integrar el momento contemplativo en nuestra vida. Es el momento de suprema

apertura a Dios y a los hombres. No se sitúa en alternativa con la acción,

sino como su complemento indispensable siendo ambas, expresión del mismo amor.

 

VOLVER A NAZARET - TEODORO BERZAL hsf

 

 

 

  

sábado, 9 de julio de 2022

Ciclo C -TO - Domingo XV

 10 de julio de 2022 - XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - Ciclo C

 

                                                 "Haz eso y vivirás"

 

      Lucas 10,25-37

 

      En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para

ponerlo a prueba:

      - Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

      El le dijo:

      - ¿Qué está  escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?

      El letrado contestó:

      - "Amar s al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con

todas fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo".

      El le dijo:

      - Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.

      Pero el letrado, queriendo aparecer justo, preguntó a Jesús:

      - ¿Y quién es mi prójimo?

      Jesús dijo:

      - Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos la-

drones, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo

medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino, y, al

verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a

aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.

      - Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al

verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite

y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo

cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:

      - Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.

      - ¿Cuál de estos tres te parece qué se portó como prójimo del que cayó

en manos de los bandidos?.

      El letrado contestó:

      - El que practicó la misericordia con él.

      Díjole Jesús:

      - Anda, haz tu lo mismo.

 

Comentario

 

      El legista que se acercó a Jesús "para ponerlo a prueba", supo res-

ponder muy bien a su propia pregunta. Las dos breves citas del Antiguo Testa-

mento (Dt. 6,5 y Lev. 19,18) que menciona, son el mejor resumen de cuanto

está escrito en la ley y los profetas. El amor a Dios y el amor al prójimo

son el corazón mismo de la alianza entre Dios y su pueblo.

      Jesús por su parte supo detectar muy bien dónde estaba el problema de

los judíos y de modo especial de los judíos instruidos. Ellos conocían bien

la ley pero no la practicaban. Por eso su respuesta es clara y contundente:

"Haz eso y vivirás"; "Vete y haz tú lo mismo".

      San Pablo llega a la misma conclusión cuando analiza el caso de los de

su propio pueblo en el contexto de la historia entera de la salvación. "Pero

si tú, que te dices judío y descansas en la ley, que te glorías en Dios, que

conoces su voluntad, que disciernes lo mejor amaestrado por le ley ... Tú que

te glorías en la ley, transgrediéndola deshonras a Dios" Rm 2,17-24.

      El problema no está pues en la ley, ni en el conocimiento que el

hombre tiene de ella sino en el corazón. El punto crucial no es el cono-

cimiento de la ley sino en saber quién es el prójimo y practicar la mi-

sericordia con él.

      Por eso la característica de la nueva alianza no es una ley nueva sino

la presencia del Espíritu Santo en el creyente, presencia que transforma

interiormente y lo capacita para amar. "El amor de Dios ha sido derramado en

nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" Rm 5,5.

 

                        Ser "samaritano" en Nazaret

 

      No tenemos apenas datos ciertos para saber cómo Jesús, María y José

"practicaron la misericordia" concretamente en Nazaret. Los evangelios

apócrifos y la imaginación de algunos autores se han esforzado en colmar éste

como otros vacíos. No es difícil por otra parte suponer rasgos de delicadeza,

amor, ayuda eficaz de la Sagrada Familia en el medio en que vivió.

      S. Lucas nos ofrece el rasgo de "buen samaritano" que María ejerció

cuando fue a visitar a su prima Isabel y "permaneció con ella unos tres

meses" (1,56).

      José supo entrar en los planes de salvación que Dios había determinado

y aceptó "ser prójimo" de María tomándola en su casa en circunstancias bien

difíciles. "Despertando José‚ del sueño, hizo como el  Ángel del Señor le había

dicho y tomó consigo a su mujer" Mt 1,24. José‚ "hizo" lo que Dios le pedía.

Es exactamente la actitud que Jesús pide en el evangelio de hoy.

      El relato de S. Mateo muestra a José‚ y a María protegiendo a Jesús de

los planes asesinos de Herodes y fácilmente se supone que prodigaron a Jesús

todos los cuidados y atenciones requeridos por su condición humana en la

situación de debilidad que es la infancia.

      De esta forma se preparó Jesús, el buen samaritano por antonomasia, a

encontrarse con el hombre caído, a pagar por él no sólo con dos monedas de

oro, sino con su propia sangre (IPe 1,18-21), a vendar sus heridas, a ofre-

cerlo no una posada sino la propia casa del Padre.

 

                                  "Amar"

 

      El amor es la raíz profunda de la "misericordia". El amor de Dios, el

amor con Dios, "derramado en nuestros corazones", es lo que nos hace

descubrir quién es nuestro prójimo y nos da alas para acudir en su ayuda.

      El amor rompe todas las barreras y es capaz también de quebrar nuestros

propios proyectos para detenernos en el camino y ayudar a quien nos necesita.

Cuando la ayuda brota de un corazón lleno del amor de Dios, los cuidados que

se dan al prójimo no hacen mal, lo curan y lo restablecen en su dignidad.

      Entre el amor a Dios y el amor al prójimo que el cristiano debe vivir

no hay oposición ni alternativa. El amor al prójimo brota necesariamente del

amor a Dios.

      Viendo cómo eran Jesús, María y José‚ en Nazaret no tenemos necesidad

de muchas explicaciones sobre lo que hicieron.

      Cuando el amor de Dios está dentro de una persona, a lo mejor no queda

memoria de lo que hizo, pero estamos seguros de que no quedará sin

recompensa. "Todo aquel que os dá de beber un vaso de agua por el hecho de

que sois de Cristo, os aseguro que no quedará sin recompensa" MC 9,41.

      Desde esta perspectiva quedan valorizados todos los actos de mise-

ricordia, desde los más insignificantes hasta los más sublimes. Esto es muy

importante para quien vive en Nazaret, pues ordinariamente sólo en los

detalles de la vida normal encontrar  el modo de descubrir quien es su

prójimo y de practicar con él la misericordia.

 

VOLVER A NAZARET - TEODORO BERZAL hsf

 

sábado, 2 de julio de 2022

Ciclo C - TO - Domingo XIV

 3 de julio de 2022 - XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – Ciclo C

 

"Vuestros nombres están escritos en los cielos"

 

      Lucas 10,1-12.17-20

 

      En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por

delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir Él.

Y les decía:

      - La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues al dueño de la

mies que mande obreros a su mies.

      ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos.

No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias, y no os detengáis a saludar a

nadie por el camino.

      Cuando entréis en una casa, decid lo primero: "Paz a esta casa". Y si

allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a

vosotros.

      Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el

obrero merece su salario.

      No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien,

comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "está cerca

de vosotros el Reino de Dios".

      Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid:

"Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo

sacudimos sobre vosotros". "De todos modos, sabed que est  cerca el Reino de

Dios".

      Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese

pueblo.

      Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:

      - Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.

      El les contestó:

      - Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado po-

testad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo.

Y no os hará daño alguno.

      Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus;

estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.

 

Comentario

 

      El breve pasaje del evangelio de este domingo recoge la vuelta de los

discípulos enviados por Jesús a anunciar el Reino de Dios en distintos

pueblos y ciudades.

      Previamente el evangelio muestra cuál será la suerte de quienes no

acogen el mensaje, indicando la razón profunda de la condena: no se trata de

aceptar tal o cual mensaje, sino de aceptar o de rechazar al mismo Cristo.

"Quien a vosotros escucha a mí me escucha".

      En los versículos que leemos hoy, los discípulos, maravillados por el

resultado de su misión, se presentan ante el Maestro contándole lo que han

realizado. Jesús les ayuda a hacer un discernimiento claro entre la persona

y su misión. No quita ninguna importancia a la misión, puesto que poco antes

ha dicho que en el anuncio del mensaje los discípulos le representan a Él

mismo. Sin embargo, Jesús afirma que deben alegrarse más porque "sus nombres

están escritos en los cielos". Es decir, no tanto por ser instrumentos de que

otros crean, sino porque el reino de Dios ha llegado a ellos mismos, porque

han llegado a la fe, porque ha aceptado a Cristo. Esa es la causa primera de

la alegría del discípulo y el fundamento de su misión.

      El poder sobre las fuerzas del mal y sobre el demonio debe manifestarse

en primer lugar en la vida del creyente.

 

                                  Nazaret

 

      En Nazaret se ha vivido el contenido de este evangelio como en ninguna

otra parte.

      En Nazaret toda la alegría proviene de las maravillas que Dios ha

realizado. La causa de la alegría es lo que Dios ha hecho por los hombres.

      La expresión más sublime de esta alegría es el canto del Magnificat.

"Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador" Lc. 1,47. Es la mejor traducción

del "alegraos por que vuestros nombres están escritos en los cielos".

      Pero esta dimensión de la alegría no existió solamente en el momento

cumbre de la respuesta al acercamiento de Dios en la encarnación. La vida

entera de Nazaret fue un canto silencioso a las maravillas que Dios hace en

los hombres.

      Aparentemente en Nazaret no hay misión alguna que cumplir. Nadie puede

gloriarse de lo que hace por Dios. No ha llegado aún el momento de ir a

proclamar la buena nueva "de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad" En

Nazaret nadie puede alegrarse sino es "en Dios".

      En Nazaret María y José no vieron aún la llegada del reino de Dios y

sin embargo con ellos crecía aquél por cuyo poder "Satanás cayó del cielo

como un rayo". Su alegría estaba en lo que Dios les había llamado a ser, no

tanto en la función que tenían que cumplir.

 

                    Nuestro nombre escrito en el cielo

 

      La alegría del discípulo de Cristo está en saberse amado por Dios y no

tanto en la eficacia de sus trabajos.

      Dios puede dar un fruto abundante a nuestro esfuerzo como puede dejarlo

aparentemente estéril. Quien trabaja por el Señor debe sentirse completamente

identificado con el mensaje que transmite y a la vez muy consciente de que

los resultados no dependen de sus propios esfuerzos. En todo caso el poder

de transformar la vida de los hombres, el que "se sometan los espíritus" no

es un poder que viene de los hombres sino de Dios. Por lo tanto habrá que

trabajar y presentarse ante el Señor como simples instrumentos suyos.

      Los largos años de aparente ineficacia de Nazaret nos enseñan hoy a no

fiarnos de los criterios humanos de eficacia cuando se trata de trabajar por

el reino de Dios.

      Nuestra actitud constante ha de ser la alabanza por lo que Dios hace

en nosotros y en los demás. Estamos seguros de que Él ha vencido defini-

tivamente al mal. Nuestra alegría está en su victoria. Si satanás ha caído

como un rayo es porque Él con su poder lo ha precipitado anulando su poder.

Si Él desea asociarnos a su lucha y a su victoria, bendito sea. Pero nuestra

actitud profunda debe proclamar bien claramente que en definitiva se trata

de su victoria y no de la nuestra.

      Por nuestra parte, como María y José, nos alegramos sólo en Dios

nuestro Salvador.

 

VOLVER A NAZARET - TEODORO BERZAL hsf